LA FUGA DE
SANTA CLARA
Asís
dormía bajo el beso
claro
de la luna llena.
El
aire de abril traía
perfumes
de primavera.
Un
silencio transparente
llenaba
calles y almenas;
ni
había bulla de rondas
ni
diálogos tras la rejas.
En
el Castillo Ofreducci
dormía
hasta el centinela.
A
su lado, junto al banco,
descansaba
la ballesta.
Pero
mientras todos duermen
Clara
permanece aleta…
Clara,
la de trenzas de oro
la
joven de Asís más bella.
Concertó
con fray Francisco
una
fuga de epopeya;
la
fuga más legendaria
que
conoció la Edad Media.
Sin
respirar…de puntillas,
baja
por las escaleras.
Apenas
si siente el aire
pasar
por las ropas de seda.
Por
el portón….no se atreve,
por
si el ballestero la viera.
Piensa
en la PUERTA DEL MUERTO
que
está atracada de piedras.
No
faltaba en casa alguna
la
puerta del muerto; era
por
donde, el que se moría
era
llevado a la huesa.
Clara
se sintió asistida
de
una enorme fortaleza.
Sus
manos suaves y frágiles,
quitaron
barros y piedras.
La
luna le dio en los ojos
un
beso al estar ya afuera.
El
viento traía saludos
de
lirios y de gardenias.
Una
amiga la esperaba,
callada
como una muerta.
Las
dos, como leves sombras,
huyeron
por las callejas.
Francisco
envió a sus frailes
a
encontrar a las doncellas,
y,
entre antorchas encendidas,
las
guiaron a la iglesia.
Capilla de la Porciúncula,
pequeña entre las pequeñas,
tú fundiste en una sola
las dos glorias más gemelas.
Ante
el altar aguardaba
Francisco
de Asís…Intensa
emoción
plenó el ambiente
de
la Porciúncula añeja.
Clara,
postrada en el suelo,
presentó
las rubias trenzas.
Tembloroso
fray Francisco
las
cortó con las tijeras.
Así
sellaba la virgen
nupcias
sublimes y eternas.
Las
arras y los anillos,
los
dio la dama Pobreza.
Francisco
y sus caballeros
juraron
morir por ella.
La nueva Tabla redonda,
tenía
ya su princesa.
El
alba que despertaba
los
campos, quedó suspensa
cLARAante
la más legendaria
FUGA
que vio la Edad Media
Fray Román
Paraja Días, OFMCap